jueves, 22 de octubre de 2009

[noticiero balcón]

Les escribo desde el balcón de atrás de la casa de mi viejo (aunque, verdad sea dicha, no es viejo). Tengo el placer de presentarles la lección del día- al menos, la lección de mi día. Lo hemos oído tod@s: Be careful what you wish for.

Sí, sí, quisiera tener tal carro, o quisiera que me aceptaran en tal universidad o en tal empresa, quisiera recibir tal beca de investigaciones, o quisiera tener todo el mantecado que se puede consumir en una vida. Pero piénsenlo: una vez que tengan ese carro, ¿quién pagará la gasolina? Con los precios de hoy, como cambian, como suben, como bajan... No me lo querría arriesgar. Y sí, ese trabajo suena bien, y esa universidad tiene todo el prestigio posible, pero ¿conoces a alguien que estudia (o trabaja) ahí? ¿Te caen bien? ¿Podrías tolerar cuatro años (o más) con ellos? Y si dices que sí, pues les advierto que no hay garantiza de que no acepten a alguna persona insoportable. (Quién sabe, quizás tú seas esa persona.) Y por supuesto que me encantarían quince toneladas de mantecado Rocky Road, pero más vale que no lo pongan todo dentro de mi nevera, porque ¿entonces dónde podría mis Hot Pockets y mantequilla de maní? No no, yo no me arriesgo.

Preferiría desear un día al aire libre, porque así al menos sabré que si cierro mi carro con la llave adentro, y me quedo por varias horas en el balcón de la casa de mi viejo (aunque, verdad sea dicha, no es viejo), al menos podría enchufar mi computadora en el outlet del balcón y ahí me podré conectar a cualquiera página de internet, y mirar a cualquier carro, universidad, trabajo, o mantecado que quiera. Sin pagar gasolina, sin bregar con colegas insoportables, sin preocuparme por cómo compartir el espacio entre Hot Pockets, mantequilla de maní, y mantecado... Sí, claro, está bajando la temperatura, y tengo la barriga vacía, pero... tengo fe de que ya mismo, alguien llegará con una llave.

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