[Revolución] 
de Enrique 
Lihn, en La musiquilla de las pobres 
esferas
No toco la trompeta ni subo a la tribuna
De la revolución prefiero la necesidad de con-
  versar entre amigos
aunque sea por las razones más débiles
hasta diletando; y soy, como se ve, un peque-
  ño burgués no vergonzante
que ya en los años treinta y pico sospechaba
  que detrás del amor a los pobres
  de los sagrados corazones
se escondía una monstruosa duplicidad
y que en el cielo habría una puerta de
  servicio
para hacer el reparto de las sobras entre los 
  mismos mendigos que se res-
  tregaban aquí abajo contra los
  flancos de la Iglesia
en ese barrio uncioso pero de cuello y
  corbata
frío de corazón ornamental
La revolución
es el nacimiento del espíritu crítico y las
  perplejidades que le duelen al
  imago en los lugares en que se
  ha completado para una tarea
  por ahora incomprensible
y en nombre de la razón la cabeza vacila
y otras cabezas caen en un cesto
y uno se siente solitario y cruel
víctima de las incalculables injusticias que
  efectivamente no se hacen espe-
  rar y empiezan a sumarse en el
  horizonte de lo que era de rigor
  llamar entonces la vida
y su famosa sonrisa.
 
 

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